Así la muerte, la vida, la eternidad, cosas muy sencillas para quien tuviera órganos del suficiente alcance para concebirlas...
En los largos días estivales, una mosca efímera nace a las nueve de la mañana para morir a las cinco de la tarde: ¿Cómo va a comprender la palabra noche? Dadle cinco horas más de existencia y verá comprenderá lo que es la noche.
Yo moriré a los veintitrés años. Dadme cinco años más de mi vida, para vivir con madame de Rênal.
Se echó a reír como Mefistófeles. "¡Qué locura discutir estos grandes problemas!
Primero. Soy hipócrita como si hubiera aquí alguien que me escuchara.
Segundo. Me olvido de vivir y de amar, cuando me quedan tan pocos días de vida... ¡Ay! madame de Rênal está ausente; acaso su marido no la dejará volver a Besançon y seguir deshonrándome.
Mi soledad es esto, y no la ausencia de un Dios justo, bueno, todopoderoso, no perverso, no sediento de venganza...
¡Ah, si existiera... yo caería a sus pies! "He merecido la muerte", le diría; "pero, Dios grande, Dios bueno, Dios indulgente, ¡devuélveme a mi amada"
STENDHAL