viernes, 21 de enero de 2011

Edimburgo


Las pequeñas callejuelas de Edimburgo se metamorfosean.
Las fuentes se transforman en jarrones helados que sujetan ramilletes de hielo.
El viejo río se a difrazado de lago de azúcar glaseado y se extiende hasta el mar.

Las olas resuenan como cristales rotos.

La escarcha cae cubriendo de lentejuelas a los gatos.

Los árboles parecen grandes hadas que visten camisón blanco, estiran sus ramas, bostezan a la luna y observan como derrapan los coches de caballos sobre los adoquines.

El frío es tan intenso que los pájaros se congelan en pleno vuelo antes de caer estrellados contra el suelo.
El sonido que emiten al fallecer es dulce, a pesar de que se trata del ruido de la muerte.
Es el día más frío de la historia.

Y hoy es el día de mi nacimiento.
MATHIAS MALZIEU





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